“Una golondrina no hace verano”, reza un dicho de nuestra cultura popular. El problema es que todos, en algún momento, nos hemos creído esa golondrina y, al creer que nuestro aporte no repercutirá en algo, no lo hacemos. Si bien el planeta es una masa, no podemos decir que sea un solo mundo: cada continente, país, cultura, incluso cada persona, conforman un mundo y una realidad diferente.
Por lo general cuando hablamos de cuidar el planeta se nos viene a la cabeza el cuidado del medio ambiente y la protección de ecosistemas. Si bien esto es sumamente importante, es importante saber que el daño físico de la Tierra responde a lo que cada uno de nosotros está haciendo en su propio entorno, en su propio mundo.
Con el pasar de los años y del progreso de las grandes industrias, los humanos hemos creído que podemos hacer lo que queramos con nuestro entorno, pero si bien hemos desarrollado una gran serie de herramientas tecnológicas que han validado esta idea, a veces no somos conscientes de que por algunos logros que hacemos estamos sacrificando muchas otras cosas importantes.
Si las cosas malas que hacemos repercuten en el planeta, ¿por qué creemos que las cosas buenas no? Algo tan sencillo como empezar a utilizar productos para tu hogar que sean responsables con el medio ambiente, puede definir un futuro mejor para toda esta suma de mundos llamada La Tierra.
Así es que cada vez que pienses en una forma en la que puedas contribuir al mejoramiento del planeta, empieza por generar un cambio en tu entorno. Porque cuando cuidas tu mundo, cuidas tu planeta.